24.7.12

Brujas: la historia oculta de las mujeres


Fuente El ciudadano.cl

WITCH fueron un fenómeno único dentro del Movimiento por la Liberación de la Mujer y, por extension, de la propia Herstory. Su actividad, sin duda alguna, fue frenética y escandalosa, pero también prodigiosa. En poco más de un año realizaron numerosas acciones, promovieron distintos boicots, firmaron varios manifiestos y desaparecieron diseminadas en el declive del estallido de 1968.

Pero resulta sorprendente que la estética y formas de aquel grupo de brujas urbanas, de guerrilleras sin escoba, hubiera ya prendido la mecha en distintas ciudades americanas formandose grupos de mujeres que recogieron su llamada a la lucha. WITCH paso a registrarse en la historia del feminismo radical con letras de oro. De oro y al mismo tiempo, bajo el signo del ostracismo, del casi anonimato y como uno de los hitos más desconcertantes y potentes de esa misma historia. Con la presente obra, ven la luz por primera vez en castellano todos sus textos, comunicados y hechizos

Al igual que con otros grupos oprimidos, a las mujeres no se les ha permitido desarrollar una conciencia de su propia historia. Cuando intentamos pensar en grandes mujeres de la historia pensamos en George y Martha, pero ¿quién demonios fueron esta gente? Reivindicamos aprender la historia de las mujeres de la misma forma que reivindicamos que la historia sea la historia de la gente, no de las elites.

La historia de las mujeres ha sido distorsionada severamente. Un ejemplo excelente de ello es nuestro conocimiento de la brujería en Europa y en América. Pensamos en las brujas como mujeres viejas malévolas que preparan la muerte de sus vecinos y el libertinaje del mundo cristiano civilizado, llevándonos a todos al infierno con la ayuda de Satán. O, por el contrario, no las tomamos en serio en absoluto, sino que creemos que las brujas nunca han existido y que los juicios y las purgas fueron incidentes aislados y específicos de unas pocas sociedades.

De hecho, la brujería fue la religión pagana de toda Europa durante los siglos previos al auge del cristianismo y la religión del campesinado durante cientos de años después de que el catolicismo prevaleciera entre las clases gobernantes de la sociedad occidental. La purga contra la brujería fue la supresión de una cultura alternativa y de una estructura social y económica distinta.

Antes de la Edad Media, los europeos vivían en sociedades consistentes en pequeñas agrupaciones agrícolas y ganaderas. Eran una raza minúscula que se trasladó a las colinas y continuó viviendo en pequeñas sociedades comunales, mientras el cristianismo se impuso en las tierras bajas. Estas sociedades eran matriarcales, no tenían propiedad privada ni ninguna institución de matrimonio. Su dios era una mujer, Tana, la diosa luna. Tana era la reina del cielo, la luna, y era la diosa de la fertilidad, de la lluvia y de la magia. Los rituales de las brujas eran básicamente danzas circulares nocturnas durante las cuales bendecían a la luna y al cambio de estaciones.

Al contrario que sus homólogas de la cultura cristiana, las mujeres eran muy respetadas en las sociedades de las brujas; eran integrantes de la jerarquía de la iglesia, la cual también servía a las necesidades gubernamentales de la gente. Al no haber propiedad privada ni matrimonio, las mujeres no eran vendidas como posesiones a sus futuros maridos, como lo han sido en la cultura occidental. Así, durante su conversión forzada al cristianismo, las mujeres lucharon para mantener sus derechos al igual que por una religión, la cual reconocía a las mujeres como una parte importante de la religión.

Los católicos habían intentado la conversión lenta de las brujas durante muchos siglos y hay evidencias de que hubo una mezcla de creencias cada vez mayor. El culto a la Virgen María fue enfatizado por la reivindicación popular de los nuevos conversos que habían sido acostumbrados a adorar a una mujer como divinidad suprema. Pero la combinación de numerosos factores hizo intolerable la existencia duradera de rituales y creencias paganas. El principal factor fue la peste negra.

La muerte barrió Europa en el siglo XIII, matando al veinticinco por ciento de la población. Fue necesaria una explicación religiosa de estos hechos para calmar los miedos de la gente. Entonces, la peste fue definida como el castigo de Dios a un pueblo que toleraba la herejía. Pero ¿quién tenía que definir herejía? Las brujas culpaban de la peste a los cristianos, quienes habían abandonado a los viejos dioses y los católicos culpaban a las brujas.

Prevalecieron los más fuertes. Los cristianos estaban organizados jerárquicamente, controlaban a las clases más altas, el ejército y a los gobiernos estatales por toda Europa. Las brujas eran las campesinas y las clases más bajas, las tribus de las colinas y, además, eran mujeres. La bruja local, naturalmente, se convirtió en el chivo expiatorio de la peste. Mientras se desarrollaron las revueltas de campesinos, la “brujería” se convirtió en un grito de guerra para que el resto de la población se armara. Las purgas claramente adquirieron la naturaleza de una lucha de clases.

Sin embargo, el proceso se reveló algo más que un intento por mantener a la gente bajo control. Las mujeres se vieron en una condición opresiva única, resultado de los puntos de vista implícitos en el catolicismo. El principal documento usado para suprimir la brujería, Malleus Malleficarum (*), de Kramer y Sprenger, encargado por el Papa en 1486, discute detenidamente la naturaleza malvada de la mujeres. En dicho texto se dice que la razón principal de la frecuente asociación de la mujer con el mal es que “ella es más carnal que el hombre, como resulta claro a partir de sus muchas abominaciones carnales… hubo un defecto en la formación de la primera mujer, ya que fue formada a partir de una costilla torcida… y ya que debido a este defecto es un animal imperfecto, siempre engaña… Para concluir: toda la brujería viene del deseo carnal, el cual es insaciable en las mujeres”. Por consiguiente, la religión de las brujas, conocida por sus ritos de fertilidad y la libertad de las mujeres, no podía ser tolerada si las mujeres tenían que ser castas y serviles a los hombres, tanto en la religión como en el hogar.

Incluso, mientras la religión de la brujería fue suprimida, las mujeres lucharon duro por retener su libertad anterior. La iglesia entendió que si su control tenía que ser eficaz la purga debía ser de gran alcance y brutalidad. Las insurgentes no eran derrotadas fácilmente. Varias autoridades han calculado que entre los siglos XV y XVIII, nueve millones de brujas fueron ejecutadas por sus presuntas creencias y crímenes. La persecución de brujas fue especialmente brutal en el continente. La tortura y la quema asesinaron eficazmente a novecientas brujas en un solo año en la zona de Wurtzburg y mil en Como y en los alrededores. En Toulouse, en un solo día, mataron a cuatrocientas brujas.

De este modo, la bruja fue elegida por las mujeres como una imagen revolucionaria, porque lucharon con fuerza y en su lucha rechazaron aceptar el tipo de pelea que la sociedad consideraba aceptable para su sexo. Por último, fueron el centro del movimiento como agitadoras, como las mujeres de hoy en día que tienen que adquirir posiciones de liderazgo si la política radical se tiene que relacionar con la opresión real de la gente y, mutuamente, si las mujeres han de conseguir la igualdad verdadera en un movimiento revolucionario.

Escrito por Witch (Women´s International terrorist conspiracy from hell) Texto de 1969

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