MANIFIESTO
Yo me resisto en la calle de los ahorcados a acatar la orden
de ser tibia y cautelosa, de asirme a la seguridad,
de acomodarme en la costumbre;
de usar reloj y placidez,
aventura a cuerda, palabra pálida y mortal y ojos con límites.
Yo me resisto entre las muelas del fracaso
a cumplir la ley de cansarme
de resignarme, de sentarme en lo fofo del mundo
mortecino de una espada lánguida, esperando el marasmo.
Yo me resisto acoada por silbatos atroces a la fatalidad de encerrarme
y perder la llave
o de arrojarme al pozo
con toda la médula levanto, llevo, soy el miedo enorme,
y avanzo
sin causa
cantando entre los ausentes.
Amelia Biagoni
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