2.8.08

Batea: Manos Vacías de Los Caballeros de la Quema


Vamonos a 1993. El sueño menemista de la licuadora propia todavía no estalló y los políticos siguen con el gourmet berreta de la pizza con el champán. El rock barrial todavía no se transformó en rock chabón y en clones de Pity por todos lados. Iván Noble dejó hace poco su carrera de sociología y se junta con sus amigos de la zona oeste de Buenos Aires en Los Caballeros de la Quema. Lejos está la epoca de los asados con Palito Ortega y la rebeldía cool, todavía lee a Bukowski y hasta manda poemas a la revista Cerdos y Peces, que los invita a tocar en un festival en el viejo Cemento (que antes de Cromagnon había convertido a Chabán en un tipo interesante "que le da una mano a las nuevas bandas").

Todo es antes y en las letras se augura que algo va a pasar. Algo se va resquebrajar de esta sonrisa noventista (ahi tienen los ochentosos les tiro un item nuevo). Y el resultado es Manos Vacías un disco donde se vomita el rock and roll a través de historias de marginales como Milkwaukee o de la ternura triste de la Patri que solamente escribe en el espejo del baño "los odio, chau", la desolación del domingo en Manos Vacías y la historia de esos obreros suburbanos en Con el agua en los pies. Y que hasta reanuncia la crisis del 2001 en Primavera Negra. Hay mucho más en este disco que augura lo mejor de la ola de rock suburbano pero con letras que dicen algo y que se sostienen en el tiempo.

Hay discos que son parte de una cartografía personal, por ejemplo éste. Redescubrilo y después me contás.

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