7.8.15

Los Redonditos de Ricota en el Festival Pan Caliente (1982)

"Eran los primeros estertores de la gran renovación que tuvo Malvinas como eje y bisagra. Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota compartían espacios con esa movida que estaba saliendo de los sotanos y los garages. A diferencia de lo que sugería "la nueva ola", lucían varias batallas tatuadas en sus espaldas (...) Fue un momento de especial mezcolanza estética, un panorama donde se superponía lo nuevo y lo viejo de una manera extraña, entre la tensión y la convivencia. En este sentido el "Festival Pan Caliente" que se realizó en el estadio de Excursionistas el  2 de enero de 1982 sirve como una fotografía del rock de la época y deja claro que la renovación erar un puzle estilístico que revelaba chicos nuevos e incorporaba viejas figuras recicladas. Tocaron ese día Los Abuelos de la Nada, La Fuente, Alejandro Lerner y la Magia, Sexteto MIA, León Gieco, Piero con Prema, Litto Nebbia, Alejandro Medina, Forma de Vida, Destroyer y los Redonditos.
El festival tenía un fin: conseguir fondos para que la revista Pan Caliente siguiera saliendo. "Para que una idea salga adelante" fue el eslogan del encuentro. Pan Caliente fue la última invención de Jorge Pistocch, el cerebro detrás del concepto entonces innovador de que periodísticamente el rock podía ser una plataforma para hablar de otros temas y de personajes de la cultura -de Egberto Gismonti a Jorge Luis Borges, de la ecología al nuevo cine alternativo-, algo que ya había probado en la revista Mordisco y, especialmente, en el Expreso Imaginario
(...) El de Pan Caliente fue el festival de una manera de ver el rock. Patricio Rey sintió que debía apoyar esa causa: en definitiva había sido Jorge Pistocchi, a través de la cobertura de Claudio Kleimann -nexo entre la banda y la revista- en el Expreso Imaginario, quien lo presentó al público porteño. El día del show se encontraron muy temprano en La Plata y salieron hacia el Bajo Belgrano en camión. En el camino se bebió vino, cerveza y fernet. Serían unos  veinte. No faltaban el guitarrista Pato Ataúd, El Doce y las chicas del ballet ricotero. Monona estaba particulamerte exaltada: quería concretar en Excursionistas -al fin y al cabo, la presentación más importante en la breve vida de la banda- un streaptease total. Dieron un concierto histórico por muchos motivos. La troupe ricotera destacaba entre un programación que combinaba principalmente números acústicos, semiacústicos y de fusión. El sonido era un desastre y la gente mucho no los entendía. Todos se formulaban una pregunta que no tenía respuesta: ¿Quién es Patricio Rey?. El público, unas tres mil personas, estaba más preparado para el caliente set que dió La Fuente, un grupo que hacía un mix de ritmos folklóricos y rock y cuyos fans levantaron una polvareda impresionante en el campo de juego, que para una banda platense de la que los periodistas hablaban bien pero de la que nadie sabía en realidad demasiado. Tocaron sus temas más fuertes -"Un tal Brigitte Bardot", "Nene nena", "para Monona Blues", "Algo escandaloso sucedió en el bazar de Wakeman & Fripp", "Blues de la libertad", "Mariposa Pontiac" - y desataron un infierno vespertino.
Mufercho. "Fue un show espectacular. Parecíamos los Rolling Stones. La gente nos gritaba '¡Resero Blanco sanjuanino!'... Se ve que se notaba cierto estado de embriaguez entre los integrantes de la banda".
En el medio del show el maestro de ceremonias recibió el ballet ricotero a los gritos "¡Merca para vender!", decía Mufercho. La coreografía erótica de Monona incorporaba a otra de las chicas, Maria Isabel. Ambas se fueron desnudando lentamente. El público seguía sin entender: en la misma tarde-noche en que Piero mezclaba "Para el pueblo lo que es del pueblo" con  "Manso y tranquilo", una banda de desaforados de La Plata provocaba a los hippies del césped con su número de cabaret. La gente, atónita, aullaba, tiraba monedas, le gritaba barbaridades a las chicas. Llegó a policía, y encaró a Pistocchi. La Negra Poli intercedió y le dijo: "Dejelo. Él no tiene nada que ver". Monona seguía bailando desnuda. El oficial desde abajo, la señaló y miró a Poli:
- O bajan ellas o subimos nosotros.
- Espere un momento - dijo Poli, ganando tiempo.
Algunos del público se estaban exaltando por demás y corría peligro una de las columnas de luces. Un asistente subió al escenario con unas mantas y envolvió a las streapers.
Poli: "Gracias al quilombo que se armó con los Redonditos la banda empezó a ser conocida por el gran público".

Texto extraído del libro de Mariano del Mazo/Pablo Perantuono. Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Fuimos reyes. Ed Planeta.

Bonus Track.


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