Hemos

Hemos escrito sobre el mar. Y nada.
Hemos escrito sobre el viento. Y nada.
Hemos escrito sobre el fuego. Y nada.
Hemos escrito. Hemos y hemos escrito.
Hemos escrito y las palabras
están aquí. Sin más. Desnudas.
Escrito está sobre el papel y es tinta.
Tinta negra sobre el papel ¿Y nada?
¿Y nada más? ¿Nada el mar?
¿Nada el viento? ¿Nada el fuego?
Oh no, yo no me explico por que escribo,
por que sigo escribiendo
sabiendo como sé que nada ha de quedar de mí,
ni aún estas breves letras
que hemos escrito... alguien y yo,
que no yo solo; que nadie escribe solo.
Hemos escrito, si. Seguimos escribiendo
quizás porque creemos que escribir es nacer,
y nacemos, nacemos por la húmeda punta
de la pluma, y la comunitaria geografía del papel
a la emoción del mar, a los sueños del viento,
a la pasión del fuego,
y la nada no existe y todo
existe por la fuerza viva de la palabra
que lo sostiene todo: el mar, el viento,
el fuego... ¡nuestras vidas!

Juan Cervera

(extraído de Pliego de Murmurios N| 93 - Otoño, 1988)